La creencia general cuando vamos a ver un ballet es
que vamos a pasar dos horas sentados observando a
personas haciendo movimientos que parecen
imposibles, a hombres saltando y a mujeres que
parece que flotan caminando sobre la punta de sus
dedos. Y por desgracia, también creemos que si no
somos unos expertos en esta forma de arte, nos vamos
a aburrir.
No obstante, el ballet es mucho más que eso y no es
imprescindible entender nada sobre la técnica para
poder disfrutarlo de verdad, incluso si somos
totalmente neófitos.
¿Sabías que piezas de ballet clásico como El lago
de los cisnes, Giselle o Don Quijote
son casi como obras de teatro mudas? Los bailarines
mantienen conversaciones clarísimas con gestos y
entender cada uno de ellos es esencial para seguir
el hilo de la historia. Antes de cada una de
nuestras actuaciones hacemos un pequeño resumen de
la mímica que vamos a utilizar en esa producción
concreta para que ninguno de nuestros espectadores
sienta que no comprende el argumento.
Además de esto, en Alive Ballet estamos encantados
de promover este arte y
organizamos actividades para profundizar más en la
mímica de la danza, enseñar pasos básicos de técnica
clásica y demostrar que el ballet
es mucho más que tutús y tiaras.